En el diario me encargaron unas tapas homenaje a Goycochea y Fillol.
En primer lugar nunca imagine que el arquero al que idolatramos desde la cocina de mi casa en 1990, tuviera un día en sus manos (las que atajaron tantos penales) algo hecho por mí.
Las tapas que se imprimieron fueron las que dicen solos sus apellidos.
Las otras fueron bocetos rechazados.
Particularmente creo que las tapas de las remeras eran las mejores, las distintas, las que ellos no esperarían, ya que ambos deben estar llenos de diarios con fotos de ellos.